Los arreglos (2 de 2)


      Una función de los arreglos es organizarse, establecer entre los músicos un camino a seguir que evite el libre albedrío. Lo cual suena negativo, ¿cómo vamos a cercenar o a limitar la creatividad del artista, si ahí radica la potencialidad del arte? Pero la música también tiene sus normas y su disciplina. No es sólo producto de las zapadas de borrachos a las cuatro de la madrugada. En todo caso, esos músicos que improvisan a las cuatro de la madrugada, tal vez con varios tragos encima, cuando consiguen algo interesante suele ser por los estudios previos. No necesariamente un arreglo es anti-creatividad, ya que se puede ser creativo justamente a la hora de escribir un arreglo.
      En este sentido, es pertinente la reflexión que hace Mark Levine en su libro Teoría del Jazz. Dice Levine: “Puede parecer que el arreglo y la improvisación son dos aspectos contradictorios, pero en realidad los arreglos se utilizaron en el jazz desde que surgió, en Nueva Orleans, no como un obstáculo a la improvisación, sino como una ayuda a la creatividad. Cuando existen arreglos, el músico solista sabe a qué atenerse y, de hecho, algunos de los más grandes improvisadores de la historia, como Louis Armstrong, exigían tocar siempre con arreglos. Por otra parte, Fletcher Henderson, el primer gran arreglador de la historia del jazz, concedía gran importancia a la improvisación en su orquesta, así como Jelly Roll Morton o Duke Ellington, otro de los más grandes arregladores del género”.
      A propósito de géneros, nótese que en el rock los arreglos no son importantes. Es más: casi no se habla de arreglos porque la mayoría de los intérpretes tocan sus propias canciones. Entonces, no hay 40 o 50 versiones de un mismo tema. En cambio, en el jazz, pero sobre todo en el tango y en el folclore, los músicos suelen elegir canciones ajenas para interpretar. Por eso, tienden a dejar su sello, su marca de estilo, al tocar o cantar. Esto puede ocurrir de manera conciente (“yo quiero diferenciarme, destacarme o desmarcarme de lo ya hecho”) o de manera inconciente (todos tenemos un estilo para hacer las cosas y las diferencias surgen naturalmente, al menos si no intervenimos en sentido contrario).
      Ahora bien, ¿qué hay del arreglador? ¿Qué tipo de músico debe ser? ¿Cómo debe manejarse? En una charla que hace poco dio el veterano bandoneonista Raúl Garello en Mendoza, él consideró conveniente que el arreglador conozca al autor del tema que va a arreglar, recomendó que si no lo conoce de antes, lo busque y se entreviste con él para saber bien cómo surgió esa obra, qué quiso transmitir, qué lo inspiró, etc. La verdad es que eso no siempre es posible: en el tango, por ejemplo, más de la mitad de los autores de los tangos clásicos ya fallecieron. Obviamente, igual se puede indagar en su entorno histórico, leyendo, consultando a los amigos y familiares que sobreviven al autor, pero ya son fuentes indirectas.
      En esa charla Garello también trazó un perfil del arreglador. Si bien él se circunscribió al universo del tango, es interesante considerar los requisitos que estableció como indispensables: amplios conocimientos de armonía y contrapunto, nociones de instrumentación y cierto talento. En síntesis, un músico muy formado, con experiencia y sensibilidad.
      Vamos a ver qué lograron hacer con sus formaciones, experiencias y sensibilidades tres músicos diferentes con un mismo tema:

Sapo cancionero (Jorge Chagra - Nicolás Toledo) por Facundo Saravia en una muy buena versión, pero austera, módica, al menos respecto de las que siguen.
Sapo cancionero (Jorge Chagra - Nicolás Toledo) por Los de Salta, ya un grupo vocal de cuatro integrantes, además instrumentistas. Acá vamos a encontrar matices de pronunciación y hasta pequeñas diferencias en la letra respecto de las demás versiones.
Sapo cancionero (Jorge Chagra - Nicolás Toledo) por Los Chalchaleros, algo así como Los Beatles del folclore, en una de las mejores versiones de esta zamba, con las voces bien protagonistas, coordinadas, prolijas, con mucha fuerza, muchos contrastes de volumen y a una velocidad que parece siempre la ideal.

En la imagen, Los Chalchaleros.


Libreto del programa n° 16 de Melografías, emitido el 11-10-2011 por Radio Semilla, FM 106,7 MHz de la ciudad de Buenos Aires.