Folclore del noroeste (1 de 2)


      A los ojos porteños, las músicas y las danzas folclóricas del noroeste argentino son vistas como las más representativas de la cultura autóctona. Eso puede ser apenas un lugar común, pero tal vez tiene que ver con que la imagen que en Buenos Aires tenemos del Noroeste es la del interior profundo, una región de la Argentina más claramente latinoamericana que otras más abiertas a influencias eurocéntricas. También se tiene al folclore del noroeste como el de tradición más antigua. Hablar de una música autóctona más pura es por lo menos riesgoso, porque en definitiva todos los ritmos folclóricos son producto de mezclas. En todo caso, puede ser que la del Noroeste sea la región en la que más claramente se perciben componentes aborígenes en la música y la danza. Componentes que, claro, se combinaron con otros europeos, sobre todo en el mestizaje que se dio en Perú y el Alto Perú.
      Lo cierto es que el folclore del noroeste es bien distinto al del litoral, al de la llanura pampeana y al de la ciudad de Buenos Aires, y tal vez por eso genera una especial atracción entre nosotros. Vamos a referirnos al noroeste argentino (o NOA) como a la región comprendida por las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja.
      ¿Qué especies o géneros componen el folclore del NOA? La forma musical y coreográfica más difundida en el resto del país es la zamba, un ritmo relativamente lento, de elegante cadencia, reconocible por la temática por lo general romántica de las letras. Un romanticismo que se manifiesta también en la danza, en el que el hombre va buscando a la mujer y la mujer lo va esquivando graciosamente, hasta que finalmente termina entregándose en la coronación, al final de esos rodeos (figuras circulares) en los que van intercambiando los lugares iniciales. Una danza de pareja suelta e independiente en la que se usa pañuelo. El paso de zamba es muy particular, con caminatas laterales de cruces de pies por adelante y a un ritmo irregular.
      Un género musical típico hasta el estereotipo, acaso por la explotación de su carácter pintoresco, es el carnavalito. El carnavalito suena alegre, vivaz, a partir de un ritmo más bien rápido. En su ejecución se usan mucho la quena y el charango, dos instrumentos típicos de la región. Se trata de una forma musical muy antigua, pre-hispánica. La danza del carnavalito es grupal, con figuras primitivas como la ronda, la doble ronda y las hileras, que por momentos derivan en los puentes. Se suele bailar trotando, dando un pequeño saltito en un mismo pie, que se va alternando, y con cierta inclinación del torso hacia adelante.
      La baguala también es un género pre-colombino. En muchos casos, las letras de las bagualas (o coplas, como se las conoce en el Noroeste) son improvisadas en el momento por el cantante, que expresa en los versos su sentir más íntimo. La baguala o copla suele ser cantada por una sola persona. Es en la baguala que los cantantes quiebran la voz y llegan a agudos increíbles, como en una muestra de desgarro que suele coincidir con la parte más dramática de la letra. Recordemos que "bagual" quiere decir indócil, indómito. Lo cual no parece ser casual. En un artículo publicado en el sitio de la Academia de Folklore de la Argentina, el compositor Jaime Dávalos dice que "la baguala es por excelencia el canto libre, sin ley, sin cánones, sin pauta. El canto bagual es aquel en que la voz cae hasta la ronca tonalidad del barro o sube erizada de agudos, en canto con falsete”. Las coplas son casi siempre cantadas por mujeres.
      Emparentada al punto que muchas veces se toma por sinónimo, está la vidala, que se diferencia de la baguala en que suele implicar una mayor riqueza poética y musical. El diccionario la define como “canción criolla del norte de Argentina de carácter amoroso y triste, muy popular desde comienzos del siglo XIX”. La vidala suele ser cantada a dúo y es muy popular en Tucumán y en Catamarca.
      Tanto la vidala como la baguala se acompañan con caja, esa especie de mini-tambor que se toca con un palito percutor. En la vidala, a veces se suma una guitarra. Ninguna de las dos tiene una danza definida.
      Vamos a empezar a ejemplificar esto que estamos describiendo.

Si llega a ser tucumana (zamba del Cuchi Leguizamón y Miguel Ángel Pérez) por Mercedes Sosa
El humahuaqueño (carnavalito de Edmundo Zaldívar h.) por Jaime Torres
Coplas de amor (baguala de y por Mariana Carrizo).

En la imagen, Mariana Carrizo.


Libreto del programa n° 21 de Melografías, preparado para el 15-11-2011 para ser emitido por Radio Semilla, FM 106,7 MHz de la ciudad de Buenos Aires.