La mentada conjunción entre tradición y experimento late en el mismo nombre del grupo, alusivo tanto al fruto del algarrobo (árbol típico de San Luis) como a nuestra era digital. "Cuando arrancamos recién se estaba generalizando el
uso de internet y yo trabajaba en una escuela rural. Como las cuentas de e-mail
que les sacábamos a los chicos tenían que ser controladas por los padres, les
encargábamos en los cuadernos de comunicaciones que generaran direcciones con
arroba. Varias veces vinieron los padres a preguntarnos: ¿usted
le mandó traer algarroba?' (risas). Más allá de eso, a nosotros nos gustó la idea de tomar esa
palabra que tanto nos representa", cuenta Julio, que llamado a despejar la ignorancia del porteño medio, resume así la importancia del fruto en la provincia: "La algarroba
es muy buena para paliar la tos, alimenta a la hacienda en épocas de sequía y, cuando hay hambre,
con un poco de harina de algarroba se hace un patay y los chicos quedan
felices de satisfechos".
Reivindicación de la cueca como danza
Si bien actúan poco en Buenos Aires, los Algarroba.com
tienen mucho trabajo en las tres provincias de Cuyo, en La Rioja y en Córdoba.
"Nuestro circuito es principalmente el de los festivales, sobre todo en
Mendoza y San Juan, pero también tocamos seguido en boliches bailables, donde a
veces se juntan hasta 800 personas", cuenta el guitarrista.
La duda sobre qué se
baila en esos boliches bailables derivó en una aguda observación de Zalazar:
"No es que sea un fundamentalista de la cueca, pero me fastidia que no se
enseñe como un ritmo más, siendo que es muy atractiva. En
las clases y en las muestras de folclore siempre hay gato, chacarera, zamba, en todo caso
escondido y malambo. ¿Y la cueca?, ¿y la chamarrita?, ¿y el chamamé? Pero la
culpa no es de la gente, sino de los docentes que caen siempre en lo mismo".
Habla con conocimiento de causa porque es profesor nacional de danzas
egresado del IUNA e integró durante diez años el Ballet Folklórico Provincial de San Luis.
"Lo bueno para nosotros es que el potencial coreográfico de la cueca no está explotado", señala su compañero de ruta. De hecho, ya han incluido números con bailarines de cueca en algunos recitales y tienen previsto sumarla en otros que planean para el futuro.
"Lo bueno para nosotros es que el potencial coreográfico de la cueca no está explotado", señala su compañero de ruta. De hecho, ya han incluido números con bailarines de cueca en algunos recitales y tienen previsto sumarla en otros que planean para el futuro.
Visión crítica del ambiente
Llevados a opinar por qué desde Buenos Aires da la sensación
de que el folclore cuyano produce menos novedades que los de las demás
regiones, Zalazar y Tarasconi son muy duros con sus colegas.
"Faltan propuestas. Conocemos otros grupos muy buenos, como el dúo Nuevo
Cuyo, pero son pocos", arranca Julio. "En los últimos 30 años se
apagó la vela –admite Hernán– y creo que se juntaron varios factores. Talentos
hubo, porque fue la época dorada de dúos cuyanos como Oyarzábal-Navarro,
Andrada-Flores y Mínguez-Barbosa, pero las producciones discográficas no
fueron del todo buenas. También
pasó que creció mucho todo lo de las demás regiones. Es la época del boom de la
familia Carabajal, por ejemplo. Y hay quienes culpan a Julio Márbiz porque mucha cabida no
nos dio a los cuyanos. Pero nosotros creemos que hubo mucha responsabilidad
de los propios artistas". Julio retoma para afirmar, categórico: "El
cuyano para ir a Cosquín pretende que lo vayan a buscar en helicóptero.
Nosotros hemos ido haciendo dedo y durmiendo en carpa. Y no una noche, sino las
nueve noches. Transpirábamos todo el día como monja con atraso (risas), nos bañábamos
así nomás, como los gatos, y a la noche meta tocar o golpear puertas. Hernán ha
insistido durante cuatro años en la peña de los Coplanacu en Cosquín, hasta que
nos dejaron tocar. Pensamos
que, aunque confíes en lo que hacés, no te podés quedar en tu casa esperando
que te vengan a buscar".
Como tantas otras veces, la inercia hacia lo conocido
también habría influido, según agregan. "A su vez, los medios masivos
difunden sólo lo que vende. Y el Festival de Cosquín se pone cada vez más en
sintonía con ese concepto. Si Atahualpa Yupanqui va hoy disimulado bajo un
bigote y un sombrero, no sé si lo dejan tocar", acusa el cantor.
"Y el oído de la gente está muy acostumbrado a moldes como el de Los
Nocheros. Por eso hay quince grupos que suenan igual y por eso nos cuesta tanto
entrar a los que hacemos algo diferente", suscribe el guitarrista.
Algarroba.com tocó sobre el escenario mayor del festival
cuatro veces, entre 2006 y 2009. Más allá de eso, el año pasado y el corriente
pusieron una nota diferente en el panorama de actividades artísticas que ofrece
la ciudad serrana en enero, organizando una peña cuyana ("la primera en la
historia de Cosquín", según aseguran). "Es un espacio alternativo, si
bien abierto a todos los estilos, con prioridad para lo cuyano –cuenta Julio–. Lo hacemos en un lugar chiquito, así podemos decir
que está siempre lleno" (risas). "Es verdad que en
comparación con otras peñas es chica, pero se tornó un lugar de encuentro muy
interesante para los artistas", aporta Hernán.
Zalazar conducción
El carisma de Julio sobre el escenario también sirve para
la indagación periodística cuando entrevista a artistas folclóricos de su provincia como
conductor de "Música de mi tierra", un programa documental que se emite por Canal 13 de San Luis. Cuenta
él mismo: "Tiene un enfoque similar al de 'Pequeños universos' (el programa
del Chango Spasiuk por Canal Encuentro). Retratamos a personajes
gloriosos de la música puntana, algunos conocidos y otros músicos rurales que
siempre fueron de perfil bajo. Tratamos de entrevistarlos en sus casas y además hacemos que toquen o canten algo. Son
producciones de calidad, hechas por una productora de cine".
Carlos Bevilacqua
Publicado el 29-7-2012.
En las fotos, los siete integrantes de Algarroba.com en La Casa de la Música (Villa Mercedes).
Leé la primera parte del artículo
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