Luego será el pleno despegue de los sonidos de estas tierras: los dúctiles y poéticos movimientos de la Compañía Arte Nativo, liderada por los pies y las propias percusiones (y voces, combinadas) de Koki y Pajarín. “Miles es la primera flecha. Tras él, el arco se tensa y salimos cantando”, cuenta Pajarín. E inmediatamente después, la cuerda escénica se imbricará con varios de los temas del disco: Miloncha (raíces percusivas) y la dulce zamba La bailarina folclórica, con coreografía. Además, habrá una milonga y hasta un chamamé instrumental, grabado, con música del Chango Spasiuk, ya incluido en el espectáculo A raíz del baile. También van a cantar Tiempo de ver, además del huayno La hormiga y la chacarera Celebración. Con ella finaliza el disco, en homenaje y evocación a su padre y primer formador de los senderos de la danza para ambos: el también referencial Carlos Saavedra.
“Hay algo que es esencial para nosotros –desde el vamos–, en la historia de nuestra vida con la danza”, siente Koki. “Carlos, nuestro padre, nos decía: ‘Esto es así’. Irrevocable. Y era verdad. Lo que pasa es que por ahí uno se molesta un poquito: cuando te insisten, te corrigen y por ahí algunas veces te dicen ‘así no’. Es más lindo que te digan: ‘Muy bien, felicitaciones, hijo mío'. Pero cuando uno se empieza a confrontar con la exigencia en pos de producir aquello que se propone, es otro bailar. Eso te va formando como artista y como persona. Las dos cosas van juntas”.
Quien lo corroboró al verlos arriba, en esta sala de ensayo de Sarmiento y Maipú, fue el ilustre director de cine con más de cuarenta películas en su historia, nacido en Huesca (España) hace 82 años: Carlos Saura. El creador de Bodas de sangre, Tango, Fados y Flamenco, flamenco, entre otras películas, cuya obra fue sustrato para exploraciones posteriores con la música y la danza. Además admirador de la cultura y las músicas argentinas, se volcó a dirigir el film Zonda: folclore argentino bajo un concepto no visto por aquí. La dirección musical está a cargo de Lito Vitale, otro artista que sabe unir puentes y exponentes.
“Hace algún tiempo largo –evoca Pajarín– Saura vino un día al ensayo y nosotros hicimos un compendio de lo que ya teníamos, para presentarle por dónde iba nuestra cuestión estética. Le mostramos un par de cosas que le podían interesar”. Luego, al fin, los convocó como coreógrafos y bailarines para distintas escenas de la película, a la par de las músicas en vivo que abordan varios exponentes de la raíz folclórica, entre la línea más taquillera y la de mayor refinación estética. Hay tensiones culturales que la película expone o liga inteligentemente. El espectador las deducirá al ver el ojo de Saura compaginando las escenas, las improntas, los diversos lenguajes acerca del folclore local.
El rodaje de Zonda: folclore argentino comenzó el mes pasado y transcurre en La Usina del Arte, en el barrio porteño de La Boca. “Ya filmamos varias sesiones y tenemos varias más por delante: con Jaime Torres, con el grupo Metabombo –que coordina Camilo Carabajal–, el chamamé con música del Chango Spasiuk, que va sin música en vivo. Luego haremos Entre a mi pago sin golpear, con la Orquesta Popular de Cámara Los amigos del Chango, Peteco Carabajal y Verónica Condomí. Y también me parece que va a estar Graciela Carabajal”.
Saura no tuvo ni tiene, alrededor de este plan de trabajo con el folclore, una visión estática. “Él fue cambiando sobre la marcha algunos de los criterios”, sabe Pajarín. Y su hermano amplía: “Eso habla de que, si se tiene un esquema, no por eso hay que cerrarse. Hay una línea pero que se bifurca y está buenísimo: para nosotros es también un aprendizaje a nivel cinematográfico compartir con un genio así. El intercambio es muy dinámico. En un momento, Saura tiró una idea que quedó y yo le dije, espontáneamente, mirando la escena: ‘Está bueno esto, es obvio’. Y Carlos contestó: ‘Sí, pero necesario’. Me quedó grabada esa conjunción. O sea, Isaac Newton es obvio pero necesario. Viendo la manzana caer, se dio cuenta de que había algo más allá”.
Y así como en el film, también lo obvio, o no tanto, está en el título del disco de los dos. “Sí, exactamente, parte de una obviedad. Pero también es necesario poner lo concreto”, ve Pajarín. Y remata Koki: “Lo concreto significa que ahí hay un cúmulo, un combo. Borges decía que el arte es concreto, no platónico. Hacía alusión a que uno puede decir: ‘Voy a hacer, voy a pintar, voy a bailar’. Es proyectar el pensamiento. Y si te dicen ‘bueno bailá’ y respondés ‘No, todavía no’, es eso: platónico”.
Pero “cuando bailás tenés que bailar, porque lo trabajaste así y lo decidiste así. Uno se puede olvidar de eso, pero para mí siempre está. Es como una verdad, no una mentira. No es un dogma, tampoco. Es una verdad, y si uno no la considera ahí sí puede caer en la mentira”, analiza Koki Saavedra. “¿Por qué digo esto? Otro podría hacer una película sobre el folclore argentino. Bueno, ¿quién es ese otro? Cineastas hay, la pucha si hay. Ojalá esto despierte interés para que se hagan más películas referidas a los diferentes temas del folclore, en la música y en la danza”.
Patricio Féminis
En las imágenes, los hermanos Saavedra. Fotos gentileza de Karina Nisinman. La primera y la última, tomadas por Pablo y Ariel Grinberg.
Publicado el 23-10-2014.