El cuarteto vocal Sheprays se distingue por interpretar canciones de la música religiosa afroestadounidense en hermosas versiones a capella o con ligeros acompañamientos instrumentales. Mañana festejará su 10º aniversario en un show de entradas agotadas que se reeditará el mes próximo en el Café del Lector, contiguo a la Biblioteca Nacional.
Basta dejarse llevar. Hasta el menos religioso de los oyentes puede llegar a conmoverse cuando las cantantes de Sheprays van sumando sus voces en forma de canon o cuando una de ellas se desprende en tren de melodía, mientras las demás se desdoblan entre alguna arista del ritmo o los colchones armónicos. Las letras hablan de Dios, de la alegría de estar vivos a pesar de las adversidades, del amor al prójimo, del sacrificio, de la generosidad.
Tampoco hace falta saber inglés para sentir la hondura del gospel y del negro spiritual, materia prima característica de este peculiar cuarteto que también interpreta otras formas musicales de raíces negras y nacidas en Estados Unidos, como el jazz, el blues y el rock.
Sheprays nació en el año 2000 a iniciativa de la musicoterapeuta Leticia De Luca, quien junto a Agustina Cardozo, Mariana Jenichen y Rocío Vilela integra hoy la agrupación. “Nuestro principal objetivo es cantar. Amamos cantar. Yo impulsé la idea de cantar gospel y spirtuals porque me encanta ese tipo de música. Descubrí ese gusto eligiendo repertorios para los coros que dirigía cuando empezamos”, cuenta De Luca, quien además es directora y arregladora del grupo.
Como la mayoría de las agrupaciones corales femeninas, Sheprays forma con una contralto (la voz de registro más grave), dos mezzo (una mezzocontralto y una mezzosoprano, ambas de registro medio) y una soprano (de registro agudo). “Hoy en día todas cubrimos todos los roles –aclara De Luca–. La distribución de roles depende mucho de cómo es el tema musical y cómo encaro el arreglo”.
Si bien originalmente cantaban sólo a capella, en los últimos años fueron sumando cada vez más acompañamientos de pistas o de algún músico en vivo. Así justifica Leticia la decisión: “Sentimos que para alcanzar el clima propio de algunos temas especialmente festivos necesitamos alguna instrumentación, porque sólo con voces no lo podemos lograr”.
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Con el tiempo el repertorio también fue variando, ya que dejaron de interpretar sólo gospel y spirituals. “Fue un proceso. Fuimos sumando versiones de jazz, blues y algo de rock, a veces respondiendo a demandas específicas de un evento, en el que nos pedían condimentar nuestro show con algún otro género”, cuenta la entrevistada. De hecho, el concierto de mañana va a tener para todos los gustos, según adelanta. “Además de hacer un recorrido por el repertorio histórico de Sheprays, vamos a cantar "María de Buenos Aires" (de Ástor Piazzolla), un tema de La Bersuit, otro de Soda Stéreo, uno de Los Beatles y una canción folclórica llamada "Venas abiertas". Elegimos esos temas por gusto, sin preocuparnos por el género. A todos tratamos de darle una identidad propia a través del arreglo”, cuenta.
En cuanto al abordaje, anticipa que va a haber temas a capella, otros cantados con pistas y otros con instrumentos en vivo. Además, las titulares de Sheprays no serán las únicas cantantes de la noche: en algunos pasajes se sumarán a ellas Flavia Vitale, Marina Tamar, Sol De Raco y Gabriela Laguzzi, quienes en algún momento del decenio pasaron por la agrupación. “Gracias al vínculo que se generó entre nosotras, el sábado vamos a tener algunos temas a 8 voces –se jacta De Luca–. Creo que eso fue posible gracias al respeto mutuo que nos tuvimos y al tiempo que le dimos a cada cosa. Nos sentimos muy orgullosas de mantener el grupo humano tan unido, aunque por lograrlo no hayamos podido cumplir con algunos objetivos”.
Una de las asignaturas pendientes es la grabación de un disco, curiosamente ausente entre los logros de Sheprays. “Los cambios de formación nos complicaron bastante. Cada vez que empezamos a grabar, el trabajo quedó a medio hacer porque alguna de nosotras tuvo que renunciar por viajes u otras circunstancias. Además, como nosotras mismas nos ocupamos de nuestra producción, las prioridades son muy volubles. Yo soy la directora, pero no la única que decide. Y el consenso lleva tiempo”, asegura Leticia.
Las dificultades que plantea hoy el mercado de la música en vivo hace que les resulte mucho más rentable cantar en eventos que en un ciclo público con una venta de entradas siempre incierta. “Los costos a pagar para actuar en un bar o en un teatro son muy altos. Por otro lado, al cantar a capella, necesitamos sí o sí un buen sonido, algo que no es fácil de conseguir”. Por eso, las posibilidades de escuchar a Sheprays no son frecuentes.
Las entradas para acceder al recital del mañana (a realizarse en el Auditorio San Rafael) se agotaron a comienzos de esta semana, pero ya están sujetas a reserva las del show que darán el próximo 20 de noviembre en el Café del Lector, Agüero 2502 (junto a la Biblioteca Nacional).
Hay más información sobre el grupo en http://www.sheprays.com.ar/.
Carlos Bevilacqua
Foto, gentileza de Sheprays.
Publicado el 29-10-2010.