Tras la edición de su primer disco, a principios de 2008, el reconocimiento pareció llover copioso para Paula Suárez, Florencia Giammarque y Mora Martínez. Sin ir más lejos en el tiempo, acaban de presentarse, por segundo año consecutivo, en el escenario mayor del Festival de Cosquín. Las pistas de aquel CD, titulado módicamente Folclore Argentino, pueden servir para entender por qué las Aymama se transformaron en algo así como las niñas mimadas de la prensa especializada.
Para la mayoría de los varones, la fórmula de tres voces femeninas corre con ventaja. Claro que el caso de Aymama excede largamente los burdos dictados de las hormonas. En la música que producen estas tres jóvenes hay, junto al inusual formato vocal, un delicado tratamiento de autores clásicos del folclore como Carlos Di Fulvio, Juan Falú y Armando Tejada Gómez. Entre las 14 pistas del disco debut, se incluyen además cuatro composiciones escritas por Suárez, la pianista del grupo. Propias o ajenas, las piezas les permiten mostrar una asombrosa ductilidad para afrontar con similar solvencia diferentes estilos folclóricos. Sin embargo, y pese a lo genérico del título del disco, el repertorio se circunscribe casi exclusivamente a las formas típicas del noroeste. Del litoral sólo se deja escuchar Canto al río Uruguay, de Ramón Ayala, justo el único tramo en que las intérpretes parecen hacer agua al sonar desafinadas en un par de pasajes. Y nada se reconoce como claramente cuyano o pampeano en el CD, editado en 2008 por Acqua Records con muy buena repercusión de crítica.
En el recorrido musical que proponen las Aymama uno puede bailar la chacarera Campo afuera, viajar a La Rioja gracias a la Chaya de la albahaca, emocionarse con las metáforas de A puro fierro, reflexionar al escuchar Del que se va y no vuelve o apiadarse del despecho que rezuma la copla Mal das, tema que tiene la particularidad de ser interpretado íntegramente a capella.
A veces juntas, otras por separado, las cantantes se apoyan en una instrumentación sencilla pero oportuna, hecha de arreglos para guitarra, bombo y piano, todos interpretados por ellas mismas. El violín, un instrumento típico del folclore, fue excluido de la grabación, acaso para evitar que su lirismo compita con las voces. Igual, se sabe, contra tres mujeres cantando siempre es difícil competir.
Carlos Bevilacqua
Imagen: portada del disco.
Publicado el 2-2-2010.