Facundo Cabral


      La noticia nos dejó fríos. El 9 de julio Facundo Cabral fue asesinado en Guatemala en un episodio de llamativa violencia, mientras viajaba en la parte delantera de un vehículo que no conducía, después de actuar y rumbo a otra actuación. Entre las conjeturas que se trazan para explicar lo ocurrido, se habla de un ajuste de cuentas entre narcotraficantes que, por error, lo habrían hecho blanco del ataque.
      Al margen de esa y otras posibles hipótesis, queremos recordar quién fue Facundo Cabral en cuanto a lo musical. Para empezar, hay que decir que Facundo Cabral fue un cantautor muy particular, por lo que cantaba y por cómo lo cantaba. De hecho, su carisma personal era un factor fundamental cada vez que pisaba un escenario. Como a pocos, le cupo tan bien el título de trovador o el de juglar. “Trovador”, según el diccionario, es aquel que trova, siendo la trova una poesía escrita para ser cantada, o una canción amorosa. De “juglar” el mataburros dice: “histrión que cantaba, bailaba o hacía juegos públicamente, persona que cantaba o recitaba poesías”, “chistoso, picaresco” y “artista ambulante que divertía con juegos y habilidades”. En términos más contemporáneos, un trovador o juglar es para nosotros un cantautor que, además de cantar, seduce con su carisma y con la conversación entre una canción y otra.
       Más allá de los soportes musicales en los que se movía, es indudable que el peso específico de Facundo Cabral descansaba en las letras. Los versos que elegía cantar (casi siempre propios) transitaban los caminos de la crítica social y de la reflexión metafísica, siempre con un lenguaje muy poético, pero también sencillo.
      Facundo Cabral fue un hombre de origen humilde. Abandonado por su papá antes de nacer, se crió con su mamá y con siete hermanos. Sus primeros años transcurrieron en Tierra del Fuego, territorio extremo de la Argentina. “Fue un chico de la calle, analfabeto y alcohólico que pasó por reformatorios y cárceles”, según cuenta la periodista Karina Micheletto en el diario Página 12. El propio Cabral siempre contaba que a los 9 años se fugó de su casa y viajó hasta Buenos Aires para hablar con el entonces presidente Juan Domingo Perón y con su esposa, Evita. A ellos les pidió un empleo para su madre y, una vez satisfecho el pedido, toda la familia se trasladó a Tandil.
      El otro “click” en la vida de Facundo Cabral habría sido el encuentro con un sacerdote jesuita que lo impulsó a estudiar y a amar la literatura, luego de enseñarle a leer y a escribir.
      El resto de la historia es más conocida: su vida estuvo marcada por la bohemia y por las experiencias de vida que aparecen en sus canciones como relatos o –las más de las veces– como motores de reflexiones profundas, a veces existenciales, a veces místicas. Se estima que estuvo en 159 países. Sí, escucharon bien: ¡159 países! Había mucha sabiduría en sus palabras, aunque por momentos se tornase demasiado sentencioso o sus anécdotas sonaran inverosímiles.
      Tuvo mucha figuración en los medios, sobre todo en televisión, en los años ’80, cuando su figura cautivaba en recitales y entrevistas. Más tarde protagonizó con Alberto Cortez Lo Cortez no quita lo Cabral, entre muchos otros espectáculos. Su carrera estuvo además jalonada por 29 discos, entre novedades y recopilaciones. Además es autor de una decena de libros. En abril de este año había protagonizado un ciclo con invitados que lo entrevistaban en el Teatro ND Ateneo.

Me gusta la gente simple
No soy de aquí (con Alberto Cortez)
Vuele bajo (en vivo)

 
Libreto del programa n° 3 de Melografías, emitido el 12-7-2011 por Radio Semilla, FM 106,7 MHz de la ciudad de Buenos Aires.