Avenida Q, musical del circuito off-Broadway, propone una visión realista y a la vez esperanzada de la vida cotidiana. Lo hace a través de un lenguaje inusual: el de marionetas para adultos, manejadas por artistas que además las hacen actuar, cantar y bailar. La obra se repone mañana, y por sólo tres días, en el Teatro Maipo.
Son muchos los espectadores que se muestran reticentes a los musicales. Hay quienes encuentran su lenguaje demasiado naïf o anticuado, otros a quienes sólo les falta la gimnasia de consumirlos. El que nos ocupa tiene la particularidad de ser protagonizado por marionetas. Y esos muñecos (contra lo usual) no se dirigen a los niños, sino que representan a pobres diablos tratando de sobrevivir o, en el mejor de los casos, buscando realizarse. La forma en que se expresan es descarnada, sincera, con todo el cinismo que caracteriza a nuestros tiempos. Lo cual no impide que en algunas letras predomine una visión esperanzada, o al menos positiva, de la vida. Por eso, quienes tengan una mirada crítica de la sociedad contemporánea y simultáneamente conserven cierta capacidad de fantasía pueden pasarla muy bien como espectadores de Avenida Q.
La trama presenta a un joven recién graduado que arriba a la gran ciudad con unas intenciones de progreso que pronto chocarán con contrariedades varias. En su devenir se relaciona con excéntricos vecinos: una “asistente de maestra jardinera”, un comediante desempleado, su dominante novia japonesa, un chanta querible, un empresario extremadamente reacio a las relaciones heterosexuales, un portero de pocas pulgas, un adicto a los sitios porno y hasta algunos seres fantásticos, como los “ositos de las malas ideas” (algo así como los malos consejeros que todos llevamos dentro).
Si bien las marionetas son movidas por actores que les dan sus voces a la vista del público, el artificio en ningún momento pierde encanto gracias a ingeniosos recursos. Ejemplo: cuando la mirada del espectador se desvía hacia el actor, éste refuerza la situación dramática con oportunos gestos. Para esos exigentes roles resultan claves las actuaciones de Mariano Chiesa (como el protagonista masculino), Natalia Volonnino (como la protagonista femenina), Germán Tripel (como Brian) y Silvana Tomé (como Chow Fan).
El libro del estadounidense Jeff Whitty fue sabiamente adaptado para la ocasión por Natalia del Castillo y Santiago “Tato” Fernández, a su vez directores generales de la obra. Desde lo técnico, la puesta también es muy lograda, con una escenografía casi fija pero dotada de algunas variantes que generan matices para cambiar de cuadro dramático.
Este musical surgió en 2003 del llamado off-Broadway, o sea del circuito de obras menos comerciales de ese barrio neoyorquino.
Avenida Q ya había tenido dos exitosas temporadas en el Complejo La Plaza, tras su estreno, en septiembre de 2010. En esta fugaz reposición, el musical estará en cartel sólo por este fin de semana, de viernes a domingo, a las 20:30 en el Teatro Maipo (Esmeralda 449, CABA). Las entradas oscilan entre los 80 y los 120 pesos. Hay más información sobre la obra en http://www.avenidaqelmusical.com/
Carlos Bevilacqua
En la imagen: Los defectuosos vecinos de la Avenida Q, (foto de Tino Raimondi).
Publicado el 24-11-2011.