Sonido sinfónico para la música popular


Escuchar en vivo a la Orquesta Sudamericana es toda una experiencia. Por la cantidad de músicos que la integran, por el repertorio que eligen tocar y por los arreglos de cada tema. Ayer estuvimos en uno de los conciertos que formarán parte del primer DVD de la agrupación dirigida por Nora Sarmoria.

      El ambiente de No Avestruz rima con la informalidad de la Orquesta Sudamericana. Nada de protocolos, ni hablar de ropa uniforme. Los músicos se confunden con el público en la previa que se da en el patio del pequeño local de Palermo Viejo. Una vez arrancada la función, ni ellos ni la directora de la formación tienen problema en sentarse en el piso cuando no están en funciones. La música que generan los ¡25! integrantes de esta peculiar formación tampoco sabe de cánones. Al menos no de los estrictos que suponen los géneros.
     Un clima de libertad y alegría se respira desde el comienzo, cuando siguiendo la batuta de la pianista y docente Nora Sarmoria los jóvenes instrumentistas ponen sus diversos timbres al servicio de Bolivian way (tema grabado en el segundo y último CD del grupo, Unión Alta) y de Verde madre, cuya versión orquestal constituye un estreno. Las secciones se van sumando y bajando de la masa sonora en un juego de capas fascinante. El tono general del resultado es apacible, por momentos bucólico, siempre lírico. Con todo, abundan los matices y los cambios de ritmo. Sin alejarse mucho de ese rumbo, llegaron luego las tramas instrumentales de Polímeros.
       Hay lugar para una batería, un bajo, un piano (en rigor, un teclado eléctrico), tres guitarras, dos chelos, dos bandoneones y una poderosa sección de vientos compuesta por dos flautas traversas, tres distintos tipos de saxos y una trompeta. Aunque, en un sentido literal, el lugar a veces escasea por la cantidad de espacio que ocupan tantos artistas con sus instrumentos y atriles. Las voces de Luna Felenbok y eventualmente de la directora, se insertan como un instrumento más, en general como coros o meros tarareos.
     Para Enamorada del muro, una canción sencilla, tan romántica como supone su título, la agrupación se reduce a flauta traversa, violín, chelo, batería y dos clarinetes. Con el correr de los compases se sumarán las voces, apenas estribillistas de una breve letra.
     El repertorio de la Orquesta Sudamericana también es atípico. Incluye composiciones de la directora, de artistas invitados y de otros del subcontinente. Ayer, por caso, se escucharon versiones de temas de la brasileña Tania María y de los uruguayos Rubén Rada y Eduardo Mateo.    
      "Para mí esto es algo maravilloso. Hace seis años que venimos recorriendo un camino juntos, con este ya llevamos 60 conciertos descubriéndonos los unos a los otros. Estoy muy orgullosa de ser guía de este proyecto". Sarmoria no podía ocultar su emoción a poco de empezado el concierto, que fue grabado en video para la futura edición de un DVD con lo mejor de varias fechas que el grupo tiene programadas para este año. Poco después llegaría el primer invitado de la noche: el pianista Juan "Pollo" Raffo, quien además de recibir de Nora la batuta se dio el gusto de mostrar Doble A na, pieza propia en honor a su abuela.
      Tras un intervalo, Hernán Ríos se presentó armando él solo, en el piano, hermosas versiones de La añera (Atahualpa Yupanqui) y De estar estando ("Cuchi" Leguizamón). Era el segundo invitado de la noche. Con él como director, la Sudamericana entregó dos piezas de su autoría: Eran dos vueltas y Cuando Hugo duerme. La segunda, con una estructura desconcertante que por momentos derivaba en una especie de caos sonoro a partir de disonancias cada vez más frecuentes. Antes, Ríos quiso destacar el carácter extraordinario de lo que estaba pasando: "Quiero aclarar que los arreglos de estos temas van a surgir en la ejecución, porque si bien estuvimos ensayando juntos durante un mes sobre algunos conceptos generales, todos los músicos tienen ahora la misma partitura, sin partes diferenciadas para cada uno". Pero fue más allá al ponderar las virtudes de la formación en general, cuando agregó: "Este grupo es un ejemplo de orden y aplicación. Es increíble que logren ensayar todas las semanas. Lo que están llevando adelante me parece una experiencia admirable".
      Feliz por estar concretando una nueva actuación, Nora Sarmoria quiso luego mencionar a todos los miembros de la orquesta. Se escucharon entonces los nombres de Clara Stegmann, Mariano Kahayan (chelos), Ivana Traboulsi, Verónica Marjbein, Alejandra Yuhjtman, Guillermina Díaz (clarinetes), Catalina Carnicer, Bernardo Ferreyro (bandoneones), Jerónimo Giraud, Emiliana Piccini, Violeta Juárez (guitarras), Martín Robbio (piano), Sebastián Heudtlass (bajo), Luna Felenbok (voz), Julián Solarz (percusión), Matías Carrazo, Lucas Mantovani (flautas traversas), Héctor Cantín, Andrés Jorge (saxo tenor), Nicolás García (saxo alto), Patricia Bottcher (saxo soprano) y Ary Lacanna (trompeta).
      Ya con Sarmoria al frente de sus músicos, el cierre llegó con Dos soles, un tema del guitarrista Quique Sinesi. Curiosamente, faltó el fervor del público para pedir "otra", acaso porque ya habían recibido suficiente dosis de música en una fórmula tan original como seductora.

Carlos Bevilacqua
Publicado el 29-6-2012.

Foto gentileza de Karina Nisinman.
Nota: La Orquesta Sudamericana volverá a presentarse el 14-7 a las 21:30 en Vuela el pez (Av. Córdoba 4379, CABA) y el 30-8 y el 25-10 a las 21:30 en No Avestruz (Humboldt 1857, CABA).