Otros aires para el folcore cuyano


Tarde o temprano iba a pasar. Y pasó: las guitarras cuyanas dejaron su histórica soledad para ensamblarse con otros instrumentos. Fueron los puntanos de Algarroba.com los primeros en intentarlo, con resultados a la vista en diez años de ascendente trayectoria. Los fundadores del grupo analizan semejante desafío, ponderan la calidad del último disco, le caen duro a algunas realidades del ambiente del folclore y hasta revelan facetas insospechadas.

      A fines de los '90, Julio Zalazar y Hernán Tarasconi formaban parte de una banda de covers latinos que hacía capote en San Luis capital. "Llegamos a trabajar los siete días de la semana durante meses", cuentan. Pero era sólo un trabajo. El gusto se limitaba al bloque de música folclórica que habían empezado a agregar ellos dos al final de cada show. Como la ocurrencia era cada vez más celebrada decidieron expandirla intentando un camino aparte, ya totalmente volcados a la música autóctona. Así nació el embrión de lo que en 2002 recibió el nombre de Algarroba.com, una de las pocas novedades de proyección nacional que dio el folclore cuyano en las últimas décadas.
      Hoy a cargo de la voz y de una de las tres guitarras, Zalazar y Tarasconi son los más indicados para referirse a la identidad sonora de la agrupación, además integrada por Jorge Paredes y Martín Barros (también en guitarras), David Cipriani (en teclados y trompeta), Guillermo Anzulovich (bajo) y Marcelo Herrera (en batería). "Lo que tratamos de mantener bien tradicional es el uso de las guitarras, desde la técnica y la pulsación con púa hasta las armonías entre la primera y la segunda, a una octava de distancia. Lo innovador viene por el lado de la instrumentación, con batería, bajo y a veces vientos y teclado", describe Hernán, tras lo cual Julio resume: "Nuestro lema es innovar sin desvirtuar". Ese cuidado les ha valido el reconocimiento de la vieja escuela del folclore cuyano, calificada por ellos mismos como "hermética" de tan reacia a los experimentos. Ejemplo: en el recital que el septeto dio a principios de julio en Radio Nacional Buenos Aires recibieron el apoyo de Jorge Viñas, quien no sólo estuvo presente sino que además se sumó con su guitarra.
      Junto con los barrocos punteos tan típicos de las guitarras cuyanas lo que más sobresale del sonido general de Algarroba.com es la omnipresencia de la batería, que todavía suena extemporánea, acaso por no acreditar antecedentes en el folclore de la región. "La incorporamos para complementar la base rítmica –justifica Tarasconi– pero lo que toca nuestro baterista no tiene la misma función determinante que tienen los bateristas en el rock. Además, es algo que no está reemplazando a un instrumento tradicional, porque en Cuyo no usamos bombo como en otras regiones". Haciendo camino al andar, desarrollaron para la batería un lenguaje minucioso, particularmente en las tonadas, en las que pueden aparecer cinco bases rítmicas diferentes, según cuentan los fundadores del grupo, ambos oriundos de la capital puntana.
      Tal enfoque se concreta a través de un repertorio de tono tradicional, aunque incluya algunos autores contemporáneos entre próceres de la región como Félix Dardo Palorma o Ernesto Villavicencio. "Hacemos temas viejos, como un gato de Hilario Cuadros llamado El Marucho y otros más nuevos como algunas tonadas de Néstor Basurto", ejemplifica Hernán respecto de una paleta que en el último disco terminó de definirse como netamente cuyana. Ahí aparecen algunos "caballitos de batalla" de los Algarroba.com, como las cuecas Catador enólogo, Tres novias y Pucha cómo es la gente, todas de letras ricas en picardía, así como una de las piezas más inspiradas de Basurto: la tonada Febrero en San Luis, compuesta hace apenas un par de años.
      Sin embargo, a la hora de ponderar las particularidades de Corazón cuyano, cuarto CD del grupo, ambos coinciden en empezar hablando de su "increíble" sonido. "Para nosotros grabar en la Casa de la Música fue una experiencia maravillosa", explica Julio al referirse a los amplios y modernos estudios de Villa Mercedes que hoy administra el famoso productor Oscar Mediavilla. "Pensá que nuestro primer disco lo grabamos en una pieza de la casa de Hernán, acustizada con maples de huevos en las paredes y frazadas en el piso y en el techo, con una computadora personal y un micrófono de lo más sencillo", evoca como contraste. En los estudios creados a medias entre Sony Music y la provincia de San Luis no sólo contaron con la asistencia de profesionales sino que también durmieron y comieron con todas las comodidades de un hotel durante todos los días que insumió la grabación.
       "También fue muy importante haber podido tocar todos juntos en la mayor parte del disco –acota Hernán–. Si bien no es lo más aconsejable para la mecánica de una grabación, los productores aceptaron nuestra idea. Antes no lo habíamos podido hacer y siempre nos quedaba la sensación de que faltaban esos golpecitos de horno, por la frialdad propia del estudio, donde es difícil lograr la interacción entre los músicos".

 
 
Publicado el 29 de julio de 2012.