El próximo viernes festejan diez años de ascendente carrera con un gran show en el Teatro Coliseo. Dos de sus seis integrantes repasan las particularidades del grupo vocal que crece a fuerza de calidad. Con ustedes, Voxpop.
Es evidente que la voz humana es un instrumento poderosísimo. Sin embargo, recién tomamos conciencia de sus posibilidades a nivel artístico cuando escuchamos grupos como Voxpop, el sexteto vocal argentino que desde 2002 interpreta clásicos del rock y del pop exclusivamente a capella. El peso emotivo del repertorio, la calidad de las interpretaciones, el ingenio de los arreglos, la elegancia de una puesta no exenta de humor... todo colabora para que los shows de esta “acapella band” sean un gusto.
De ser sólo una buena opción para eventos privados, en poco tiempo Voxpop pasó a sumar un perfil público cada vez más fuerte. Además de participar en varios programas de televisión abierta, sus integrantes protagonizaron ciclos en teatros, fueron teloneros de artistas como Corinne Bailey Ray, Javier Malosetti y Kevin Johansen, grabaron cortinas para diferentes programas de radio y participaron del FestRio Vocal de Río de Janeiro, entre otros honores. Con esa curva ascendente llegan al 10º aniversario, que festejarán el próximo viernes 26, a las 21, con un recital en el Teatro Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125, CABA).
“Todos tomamos clases de canto por separado y hace tres años incorporamos además dos coaches vocales”, cuenta Mariano Avruj, bajo histórico de la agrupación, al responder sobre la llamativa ductilidad de las voces. El tiempo que llevan juntos también es una ventaja: luego de algunos cambios en la formación, Voxpop mantiene desde 2004 una base que se completa con el barítono Javier Diez y los tenores Hernán Laperuta, Axel Jeannot y Oscar Llóbenes, a los que se sumó hace dos años el también tenor Matías Hilaire.
Los fascinantes resultados son inducidos a su vez por Manuel Moreno, director artístico del sexteto y por Tomás Mayer-Wolf, manager. “Ellos son los arregladores y quienes terminan decidiendo qué cantar”, cuenta Mariano, respecto de un repertorio basado en hits del rock y del pop extranjeros, en su mayoría de los años ’80. Lo cual les exige por añadidura un buen manejo del inglés. “Como tenemos todos gustos parecidos, la elección de las canciones se da por decantación. Es una cuestión generacional –explica Avruj– porque en promedio tenemos alrededor de 35 años”. Javier aclara que no siempre fue así: “Hasta 2005 hacíamos más jazz y música doo wop de grupos vocales de los ’50”.
El proceso de desmontaje y re-composición que requiere cada versión también fue motivo de consulta. “A diferencia de otros grupos vocales, no usamos ni un solo instrumento. Entonces, cada una de las voces puede hacer una melodía, el colchón armónico sobre el que descansa la melodía o imitar algún instrumento, pero nunca con roles fijos”, detalla Avruj. “El desafío es empujar los límites de lo que se puede hacer con la voz”, postula Diez, quien luego pone como ejemplo los popurris de músicas de películas, meramente instrumentales, que hacían en la primera etapa del grupo.
Muchas de las versiones asumen formas de mash-ups, fusiones de canciones que ya son una marca registrada del grupo. Ejemplos: In my life de Los Beatles con That’s life (el hit de Frank Sinatra); Just a gigoló (tema popularizado por David Lee Roth) con Rescata mi corazón (Manuel Wirtz) o la canción oficial de Italia ’90 con la de Sudáfrica 2010. Al respecto, cuenta Avruj: “El vínculo puede venir por la armonía, la melodía, la temática de las letras y hasta por los nombres de las canciones”. Curiosamente, uno de los más exitosos de esos experimentos los encontró cantando en castellano y nada menos que un mix de Tuve tu veneno, de Natalia Oreiro, La Pachanga de Vilma Palma e Vampiros y Living la vida loca de Ricky Martin. Tuve tu pachanga loca fue el título del logrado híbrido. “Ahí hicimos una apuesta por un tema como La Pachanga que nos pareció importante en la historia del rock nacional –observa Javier– y tuvimos muy buena repercusión, sobre todo a través del videoclip que colgamos en internet”.
La red de redes fue muy bien aprovechada por el grupo en el último lustro. Este año grabaron otro videoclip con el grupo vocal británico The Swingle Singers haciendo un medley de seis famosas canciones argentinas e inglesas alusivas a la paz, con motivo del 30º aniversario de la Guerra de Malvinas. “Somos un grupo 2.0”, define Mariano, antes de contar que, luego de las ediciones físicas de Bocetos acapella 1 y 2, el tercer CD de la banda probablemente salga sólo en formato virtual.
Como en varios de los videoclips, en los shows el humor es un ingrediente fundamental del menú. “Sin humor no hubiésmos durado diez años –calcula Mariano–. Al ser un grupo de amigos, nos conocemos mucho, manejamos los mismos códigos y nos reímos de nosotros mismos”. Muchas de las bromas que surgen sobre el escenario son improvisadas, según acota Javier.
De la función que preparan para el 26, Mariano sólo acepta adelantar que por momentos los acompañará el percusionista vocal Pablo Kaloustián como artista invitado. Pero ya la palpita como algo muy especial: “Es el show más importante de todos los que dimos hasta ahora. Por lo que significa el Coliseo, por las sorpresas y por la presencia de tanta gente que nos acompañó en el trayecto”.
De la función que preparan para el 26, Mariano sólo acepta adelantar que por momentos los acompañará el percusionista vocal Pablo Kaloustián como artista invitado. Pero ya la palpita como algo muy especial: “Es el show más importante de todos los que dimos hasta ahora. Por lo que significa el Coliseo, por las sorpresas y por la presencia de tanta gente que nos acompañó en el trayecto”.
Carlos Bevilacqua
En la imagen, los integrantes de Voxpop. Foto de Fernando Fernández Madero.
Publicado el 21-10-2012.