Grandes y chicos pueden disfrutar de Faltaba más, el cuarto disco del sexteto Caracachumba que tiene la particularidad de introducirnos en el universo de la música afro del Río de la Plata, menospreciada desde la época colonial. Tangos, milongas, valses y boleros completan un menú por demás sabroso, oportuno para estos días sin clases.
Las vacaciones de invierno ya llegaron. Los que tenemos cerca hijos, sobrinos, ahijados o menores de similar rango afectivo y nos quedamos en la ciudad de Buenos Aires, tenemos dos opciones: subirnos al torbellino infanto-juvenil que arrasa con la calle Corrientes, zonas aledañas y barrios periféricos (y elimina todo vestigio de paciencia y humanidad) o bien desensillar hasta que aclare. Si cine y espectáculos hay todo el año, ¿por qué matarnos en quince días en los que todo es más caro y de acceso más tortuoso? Si el lector, como esta cronista, eligiera lo segundo, he aquí una humilde sugerencia: música para escuchar, cantar, bailar, jugar y compartir.
El disco Faltaba más del grupo Caracachumba, nominado a los Premios Carlos Gardel en 2005, cuyas canciones, salvo escasas tres, corresponden al espectáculo homónimo estrenado en julio del mismo año en el Teatro Metropolitan de esta ciudad, es una excelente manera de estimular los sentidos, jugar con el cuerpo, inventar instrumentos si no los hay a mano y educar el gusto; porque, como dice el gran maestro de actores y director Raúl Serrano, sí, señores, el gusto se educa. El CD en cuestión está compuesto por trece canciones que parecieran recorrer no sólo todo el arco emocional que estructura la infancia sino también las vivencias y sentimientos que nos invaden cuando transitamos las maternidades y paternidades responsables. ¿Por qué? Faltaba más nos lleva a recordar un disfraz soñado que cosió mamá, a descubrir que ese niño o esa niña nos gusta, a no querer bajarnos de la calesita, a tener papelones y a morirnos de risa porque alguno los sufre, a un abrir y cerrar eterno de la cajita de música que nos regaló esa parienta rara, a los paseos de la abuela y el abuelo; y sobre todo, a descubrir que nunca nos cansamos de jugar.
Caracachumba es una agrupación que tiene dos particularidades que este disco evidencia, y que lo hacen grande y adorable para niños y adultos: la primera es que todas esas situaciones que aparecen en sus canciones son descriptas no sólo desde una perspectiva infantil sino también desde la mirada adulta que las acompaña, vive y a veces resiste con disimulo. No sólo los chicos pueden identificarse con algunas de sus letras pues en el canto el adulto puede descubrirse solidario con el autor al decir "Que sí, que no / que no, que sí / quién lo puede saber / que no, que sí, que sí, que no / igual vas a crecer". Por otro lado, y como aludimos al gusto en tanto sentido a formar, Caracachumba nos invita a introducir a niñas y niños en un género musical que conforma nuestra identidad cultural, herencia durante siglos invisibilizada: el candombe. Este disco nos da la posibilidad de promover desde la música que el oído y la mirada de nuestros niños y niñas se ubiquen en sintonía con la coyuntura actual, en cuanto a la valoración positiva de las diferentes colectividades y comunidades que conforman nuestra identidad. La patria grande tan añorada se construye desde múltiples aspectos; la cultura es uno fundamental.
Pero el sonido de los tambores que entusiasma e invita al baile, no es lo único a disfrutar en este disco con excelentes arreglos del mismo grupo y con un delicado aporte de las voces de los alumnos del Taller del Cencerro y del Taller de Iniciación Musical Escuela Jardinar Septiembre (preparados y coordinados por Marina Sauber y Florencia Steinhardt). También permite embarcarnos con nuestras criaturas en la historia del género, en las particularidades de cada instrumento (el lector tendrá en este plano para elegir, pues se escuchan piano, teclado, guitarra, saxo, batería, percusión, flauta y maracas, además de las bellísimas voces del grupo y los niños mencionados), en la historia de los primeros afrodescendientes que, esclavizados, fueron traídos a nuestras tierras, en los movimientos característicos de sus danzas, en el significado del carnaval, y en tantos otros posibles temas a los que desde el juego se puede llegar a través de la música.
La unidad y coherencia de esta producción queda demostrada en los temas Faltaba más y Para ir a jugar, que abren y cierran el disco, respectivamente, poniendo de manifiesto aquello fundamental en toda expresión artística: el respeto por el espectador, oyente o lector, expresado en la calidad de la obra, no sólo en cuanto a la producción musical sino en el arte de tapa del disco y en la profundidad de las letras, en su mayoría compuestas por los mismos integrantes de Caracachumba.
Sólo resta agradecerles a los integrantes del grupo al momento de la grabación: Aníbal Colli, Fernando Gedacht, Rodrigo Quirós (quienes además fueron responsables de la mezcla junto a Pablo Acedo), Ariel Mizrahi, Marina Sauber y Florencia Steinhardt por la calidez y la magia de un disco entrañable y profundo, difícil de dejar de escuchar; así como celebrar que, con absoluta justicia poética, Caracachumba haya sido galardonado con el Primer Premio Nacional 2012 al Teatro Musical Infantil otorgado por la Secretaría de Cultura de la Nación.
Larisa Rivarola
En la imagen, portada de Faltaba más.
Publicado el 12-7-2013.