Nelly Omar
No es fácil llegar a los 100 años. Menos con lucidez. Y menos todavía con capacidad para ejercer un oficio, por más experiencia que uno haya acumulado. Nelly Omar, la mítica cantante de tango y folclore surero, está a punto de lograrlo. El próximo 10 de septiembre Nelly Omar va a cumplir 100 años. “Mamá cumple 100 años” está tentado a decir uno, citando la película de Carlos Saura. No sólo por la edad de Nelly, superior a la de cualquier oyente que esté escuchando en este momento, sino por su trayectoria artística, tan ejemplar.
Desde que se inició, de muy jovencita, Nilda Vatuone (tal su real nombre) se definió a sí misma como “cantora nacional”, un rótulo reservado a aquellos que cantan tango y folclore. Esto, más allá de que haya sido en el tango donde más brilló. La inclinación hacia el llamado folclore surero o de la llanura pampeana (cifras, estilos y milongas camperas) resulta natural si se tiene en cuenta que Nelly Omar es oriunda de Guaminí, en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires.
Tuvo (y todavía tiene, eso es lo más curioso), una voz privilegiada que sabe usar de la mejor manera. Por algo fue bautizada por el pueblo como “la Gardel con polleras”. Entre 1930 y 1946, o sea durante sus primeros 16 años de carrera, Nelly Omar no tuvo disco propio. Cantaba mucho en vivo, en teatros y radios, pero no había grabado. A partir de 1946 empezaría a dejar registradas sus interpretaciones, la mayoría de las veces con guitarras. Cantó acompañada por la orquesta de Francisco Canaro, la de Alberto Di Paulo y las de las radios en las que actuaba, pero siempre prefirió el acompañamiento de guitarras.
Luego del golpe del ’55, Nelly Omar sufrió varios años de proscripción por su declarada militancia peronista. A tal punto era manifiesta su militancia peronista que tenía en su repertorio una milonga llamada La descamisada, que en la primera parte de su letra decía: “Soy la mujer argentina / la que nunca se doblega / y la que siempre se juega / por Evita y por Perón. Yo soy la descamisada / a la que al fin se le escucha / la que trabaja y que lucha / para el bien de la Nación”.
Recién a fines de los ’60 pudo volver a cantar esporádicamente. Por esa época habría nacido su costumbre de usar un poncho rojo y negro como rasgo distintivo en sus shows. Pero no tanto por gusto, sino porque en ese momento no tenía ropa que ella considerase en buen estado para presentarse en público. Después de tantos años sin actuar su situación económica era muy complicada, según cuenta.
No era una mujer común para los usos y costumbres de la época. A Nelly Omar le gustaba la aviación. Y no dejó de intentarlo hasta que logró volar. Volando fue que conoció a Evita, en el aeródromo de Quilmes, según cuenta ella en las entrevistas.
Otro dato de color es que durante varios años tuvo un romance en su momento furtivo con Homero Manzi. A Nelly Omar estarían dedicados los versos de Solamente ella, Sur y Malena.
En los últimos años, Nelly Omar volvió a ser noticia por algunas reediciones discográficas de su obra y hasta por algunos discos nuevos, como La criolla (que grabó con producción de Gustavo Santaolalla y Gustavo Mozzi). Pero también por algunos shows que dio en el Luna Park, a estadio lleno, con sus cinco guitarristas formados detrás, como fieles soldados. Shows en los que sorprendió no sólo por su lucidez, sino también por lo bien que cantó, casi como en su mejor época, y por sus ocurrencias, generando carcajadas entre el público. Para este cumpleaños número 100 había manifestado hace unos meses su intención de volver a hacer un Luna Park como festejo.
En una entrevista brindada a la revista El Tangauta en 2005, el periodista Carlos Bevilacqcua le preguntó cuál era la fórmula para llegar a los 94. “Estar bien por dentro”, contestó. Esto, claro, no siempre es fácil, pero una buena manera de empezar a estar bien por dentro es escucharla a ella cantar.
Desde el alma (vals de Roa Melo y Víctor Piumavelez) con la Orquesta de Francisco Canaro, grabación de 1947.
Campo afuera (milonga de Rodolfo Biaggi y Homero Manzi) con las guitarras de José Canet, grabación de 1979.
El sueño (estilo de Francisco Martino) con las guitarras de Carlos Juárez, grabación de 2004.
Libreto del programa n° 11 de Melografías, emitido el 6-9-2011 por Radio Semilla, FM 106,7 MHz de la ciudad de Buenos Aires.