Diferentes edades, sentidos, usos y regiones de América Latina están contemplados en las canciones de Canticuénticos, grupo santafesino que sabe deleitar a los oyentes más jóvenes sin subestimarlos. En el recital que dieron anteayer (domingo 6-12) en Ciudad Cultural Konex confirmaron esos méritos.
"Me gusta lo que diiiicen, como caaantan, las vooooces..."
(Maia, 6 años, a la salida del show)
Hace ocho años que el grupo santafesino Canticuénticos apareció en el mundo musical infantil, marcando una diferencia profunda entre las propuestas existentes (variadas y de excelencia), de habitual circulación dentro del universo de familias que buscan para sus niñ@s, y para ell@s mism@s, expresiones artísticas que promuevan la diversidad y la integración desde la calidad estética.
Integrado por Daniela Ranallo (voz y flauta), Cintia Bertolino (voz y flauta, reemplazando anteayer a Laura Ibáñez), Ruth Hillar (voz, flauta y acordeón), Daniel Bianchi (voz y guitarra), Gonzalo Carmelé (voz y bajo), Nahuel Ramayo (voz y percusión) y con producción general de Sebastián Cúneo, el sexteto oriundo de la ciudad de Santa Fe, presentó anteayer su tercera y última producción, Algo que decirte. Ocurrió en la Ciudad Cultural Konex (del barrio porteño del Abasto) y ante una sala colmada en lo que podríamos definir como un acto de justicia.
Como en los dos trabajos anteriores (Canticuénticos embrujados, 2009 y Nada en su lugar, 2013), en el nuevo disco predominan canciones y ritmos latinoamericanos articulados por ingeniosos diálogos que promueven no sólo la empatía con los niñ@s sino también la identificación de los adultos. Estructura que se trasladó a la presentación en vivo. En lo que a los adultos se refiere, son ejemplos las originales canciones Ya va, ya voy (que ilustra las respuestas a la eterna llamada a comer), y Santo remedio (sobre berrinches y estados de ánimo variopintos), que lograron un aplauso unánime de padres y madres. ¡Identificación 10 sobre 10!
Una puesta en escena despojada colocó en primer plano a los instrumentos y sus intérpretes, incluso la opción por utilizar micrófonos con vincha, que permiten la libertad de acción de los artistas, reforzó la autonomía de juego y de actuación con que los Canticuénticos brindaron un recital preciso, con excelentes momentos de juego interno y con el público, chistes, y sencillas coreografías en las que incluyeron un bello número con cintas en el divertido Bate con la cucharita.
Pero ¿cuál es el valor principal del grupo, qué es lo que deseamos transmitir al lector, que escuchamos en este nuevo disco y que vimos desarrollarse en vivo? Una propuesta artística que ofrece música, no música para chicos, música. Una valoración de los ritmos latinoamericanos y sus diferentes géneros (chacarera, cumbia, chamarrita, huayno, milonga, cueca, chamamé) y enmarcando letras que ilustran y comparten las vivencias de la infancia tanto desde el punto de vista de quienes crecen como niños, como de quienes crecemos como madres y padres. Y aquí yace aquello que quienes intentamos una educación libre y desprejuiciada para nuestr@s niñ@s agradecemos; porque Canticuénticos plantea simplemente música y juegos para todos. Quienes consideramos e intentamos transmitir que los juguetes son juguetes y los colores son colores (no los hay para nenas o nenes) encontramos en Canticuénticos una herramienta fundamental para construir esa nueva mirada en nuestr@s hij@s y a la vez cambiar la propia, cuando todavía, en algunas ocasiones, se nos filtra algún prejuicio, alguna restricción entre género y deseo, que sigue discriminando aunque sin querer.
A fuerza de talento e ingenio, el grupo supo ingresar al circuito porteño aún resistente a establecer un verdadero vínculo federal con el resto del territorio. Pero las flautas, los sikus, bombos y guitarras se impusieron no sólo gracias a una coyuntura social y cultural, promovida por un Estado nacional que favoreció esta circulación, sino por el talento y el compromiso con la tarea de los intérpretes al desarrollar una propuesta que muchos transformamos en herramienta de cambio para las nuevas generaciones. Así, el último domingo, además de las más arriba mencionadas, conocimos la milonga Por tu forma de mirar, la canción de cuna Noni noni, y volvimos a bailar con El monstruo de la laguna, pero protagonizando una nueva historia, que juega con el conocimiento previo del personaje y lo hace crecer junto a nosotr@s en una nueva cumbia llamada Viene para acá!; y también volvimos a escuchar Candombo a marunga (que ofició de excelente apertura), El mamboretá (que mostró un simpático juego con dibujos y gags humorísticos) y Tra tra que tra, entre los más aplaudidos.
Canticuénticos no es efectista ni busca la identificación fácil, tiene una fuerza que pareciera provenir de la tierra, nuestra tierra, con sus colores y sensaciones; y un sabor a mucho que hace que todos nos quedemos con ganas de más. Es pensar que todos, independientemente de la edad que tengamos, nos merecemos una experiencia estética que nos permita reconocernos como sujetos y sentirnos parte de una identidad diversa, que no tenemos que dejar de defender.
Larisa Rivarola
En la imagen, los integrantes de Canticuénticos. Foto de Sebastián Cúneo.
Publicado el 8-12-2015.