Un cantor improbable


En El regreso de Mario Cárdenas, el polifacético Luis Longhi conjuga varias aptitudes para interpretar a una vieja gloria del tango en un ámbito de café concert. El entramado dramático navega entre el falso documental y la parodia.

      "El mejor cantor de tangos de su generación vuelve después de 20 años", dice la bajada del título de la obra: El regreso de Mario Cárdenas. ¿Quiénes es o quién fue el tal Cárdenas? Son muchos los artistas que el tanguero ignora, pero todavía más los que el no tanguero ignora. De manera que el dato adicional de la bajada daba como para especular con el descubrimiento de un artista in situ o, al menos, con su representación teatral.
      El mentado cantor, interpretado por Luis Longhi, se presenta entre las mesas del bar con un aspecto y unos modos por demás estereotipados. Hasta ahí nada que escape a la realidad de tantos artistas del palo, por más que al no iniciado le resulte bizarro. Pero las particularidades más propias de esta vieja gloria del tango no tardan en aparecer apenas empieza a hablar. Su caricaturesca historia de vida, sus reflexiones sobre las letras del tango, su opinión sobre los bailarines, el repertorio que él mismo creó, sus dotes de bandoneonista, la relación que mantiene con el pianista Víctor Simón (único acompañante en escena). Todo irá armando una actuación musical enhebrada por anécdotas entre cómicas y tiernas.
      En la hora larga de obra hay mucho para disfrutar. Desde los modos anacrónicos de este improbable Cárdenas, su gestualidad, sus tics nerviosos, su modo de ver el mundo (o al menos el que lo rodea más cercanamente) y el peculiar vínculo que mantenía con su ex-esposa, hasta la impostación de la voz en clave tanguera en un ámbito reducido y, desde ya, los tangos que interpreta, sean propios o ajenos (aunque los propios los conozcamos desde 2011, porque fueron parte de otro trabajo de Longhi, y bien distinto: El tango es puro cuento, un compendio de tangos dirigidos a los chicos, grabados por Guillermo Fernández y una pléyade de artistas invitados en un hermoso libro-CD).
      La poesía no es sólo patrimonio de las letras que Cárdenas entona. También de lo que cuenta y de cómo lo cuenta, particularmente en algunos pasajes, como aquellos referidos a su infancia. Aunque no homogéneos, hay en esos textos unos niveles de hondura fascinantes.
      Uno de los flancos débiles de este supuesto regreso es que el personaje (un cantor que vuelve después de 20 años de ostracismo) no termina de delinearse con total nitidez. Faltan datos sobre su pasado, como la razón de su exilio, o al menos algún dato sobre cómo y dónde lo pasó. El humor, aunque siempre bienvenido entre tanta solemnidad, esta vez parece competir con la verosimilitud del relato. Lo que da por resultado cierta hibridez entre lo histórico y lo paródico.
      Sin embargo, hay quienes creen en la existencia real del tal Cárdenas, al menos hasta bien avanzadas las acciones (tal como pudo comprobar este cronista). Lo cual reivindica la calidad del artificio, aunque a los ojos de alguien más o menos avezado resulte insólito.
      Para bien y para mal, es un trabajo con mucho de Longhi. Para bien, porque brilla en sus múltiples facetas (actor, cantante, bandoneonista, letrista, guionista),se percibe su profundo conocimiento del tango y porque confirma su capacidad para reírse de todo, hasta del mismo tango. Para mal, porque el personaje está demasiado teñido de la personalidad del artista, al menos para quien ya conoce su trayectoria. Ciertas temáticas, algunas canciones y hasta algunos chistes terminan siendo previsibles. A tal fin, tal vez hubiese sido beneficiosa la mirada de un director que no sea él mismo (como lo fue en este caso).
      El regreso de Mario Cárdenas se reeditará los próximos miércoles de junio, desde las 21 en Pista Urbana (Chacabuco 874, CABA) con entradas a apenas $150 y la posibilidad de comer o beber algo a precios económicos.
      Como muestras del trabajo, se pueden ver por Youtube algunos clips que formaron parte de una atractiva campaña de promoción encarada por el propio Longhi no sólo a través piezas audiovisuales ad hoc, sino también a través de producciones fotográficas y numerosas entrevistas en las que lució caracterizado como el enigmático vocalista. Son buenas puertas de entrada a lo mejor de esta puesta.

Carlos Bevilacqua

En la imagen, Luis Longhi secundado por Víctor Simón. Foto de Colo Nachman.

Publicado el 18-6-2017.